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Luces y sombras de la eterna compañera 03/10/2015

Posted by jeudyx in Astrofotografía, Astrofotos con Webcam, Luna.
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Cuando se lleva mucho tiempo haciendo algo, se tiende a perder la capacidad de asombro. Eso es probablemente lo peor que puede pasarle a una persona. Dejar de percibir esa sutil belleza de los detalles en los objetos o los momentos (y en las personas?) porque se convierten en algo cotidiano.

Cuando se tiene más de una década de observar y fotografiar el cielo nocturno, se empieza a pensar en la Luna como un estorbo, porque su luz nos borra objetos más ténues e interesantes. La Luna es siempre la misma, aunque su iluminación cambia día a día llevándola de la sonrisa de Cheshire hasta una inmensa y brillante bola, los detalles sobre su superficie son siempre los mismos.

 

Es así como se dejan pasar los meses (más de un año para mi, esta vez) hasta que en una aún nublada noche de época lluviosa nos asomamos un momento al frente de la casa y la observamos. Y la curiosidad despierta una vez más. Primero con binoculares, se reconocen las regiones familiares, y la tentación de sacar y armar el pesado telescopio a media noche le gana al sueño.

 

 

Ahí esta de nuevo esa vista impresionante de una superficie con una dramática y antigua historia de violencia y bombardeo constante. Congelada en el tiempo, llena de detalles, de contrastes, de alargadas sombras proyectadas por altas montañas. De cráteres más profundos que el país donde vivo que se pierden en la oscuridad del terminador.

 

De cadenas montañosas que empequeñecen a los Andes o los Alpes. Tan cerca y tan arraigada en nuestra historia humana. Tan seca, árida y muerta. Tan hermosa. Tan eterna.

 

Observar la luna me hace soñar con el futuro. Será que alguna vez, esas regiones hoy totalmente negras se verán salpicadas de puntos de luz que evidencien la presencia humana? O nos iremos a quedar anclados en el pozo gravitacional de la Tierra hasta que nos extingamos o nos auto-exterminemos? El mismo contraste de luces y sombras que observo hoy en esta magnífica roca a casi 400 mil kilómetros es el que siento respecto a nuestro propio futuro.

La Luna hoy me hizo recordar, sentir más bien, algo que no se puede explicar con palabras. La dicha de contemplar algo magnífico y vivir en una época donde se tienen los medios para que un simple humano pueda intentar, al menos, capturar algo de esa belleza y compartirla con sus otros compañeros del viaje que es la vida.

Observar el cielo es encontrarme a mi mismo. Es sentir este nudo en la garganta ante la inmensidad, ante la lejanía de esos soles que podrían albergar a otros como nosotros que miran en nuestra dirección y se harán también muchísimas preguntas que tal vez nunca encuentren una respuesta.

Nunca debo de dejar de mirar hacia arriba.

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